Despacho de la Sub-Directora

¿A donde vas?. -Le preguntó a su hermana al ver que ella se levantaba.

Caminaba por los pasillos y escuche voces aca y toq la puerta

- Se puede?

Pregunte antes de abrir la puerta

Al baño. -Le respondió, cuando escuchó a alguien más. -Si adelante. -Respondió al notar que era Ana y abrió la puerta.

¿Quién es?. -Le preguntó a su hermana sin reconocer la voz de quien había llamado. Cuando la persona entró notó que era la directora. - Ho-hola. -Dijo algo nerviosa.

Vuelvo en un rato. -Le dijo a Ana, saliendo del despacho en dirección al baño

¿Ah donde vas?. -Preguntó pero su hermana ya había salido, se acercó a la puerta y la cerró, luego volvió a sentarse y le sonrió a la directora.

Regresó a su despacho y encontró la puerta cerrada, estuvo apunto de abrirla pero recordo que sus ojos eran del color equivocado. Trato de controlar su poder e hizo que se volvieran de color rojo una vez más para luego entrar.

Lamento haberme retirado de esa manera.-Dijo a modo de disculpa y le revolvió el cabello a su hermana, aplastanto su gorrito con forma de orejas de gato. - ¿Qué querías Ana? -

Su hermana regresó al despacho y le revolvió el cabello en cuanto entró *¿Estuvo llorando?* se preguntó en su interior, conocia bien a su hermana y el que le revolviera el cabello era una mala señal.

Bell. ¿Ya hiciste los deberes de Encantamientos?. -Le preguntó a su hermana sentandose al otro lado de la mesa.

Captó el mensaje de su hermana en cuanto ella lo mencionó. -No... Voy a hacerlos. -Le dijo con una sonrisa y bajo de la silla. - Nos vemos Onee-chan, Directora. -Dijo con una sonrisa saliendo del despacho.

Nos vemos. -Le dijo a su hermana volviendo a revisar los papeles que había dejado sobre la mesa. - ¿Y bien, Ana?. -Le preguntó a su amiga clavando su mirada en ella.

Las dos estamos bien. -Le respondió a Ana con una sonrisa, al ver que Bel ya había salido. - ¿Cuales noticias?. -Preguntó un poco preocupada.

Escuchó las palabras de Ana, estas quedaron en su cabeza haciendo eco... Tardo un rato en procesar la información y cuando lo hizo sus ojos se volvieron de un colocar opaco una vez más, pero aun así no pudo evitar sobresaltarse. - ¿Cuales?. -Exclamó levantandose de la silla rápidamente, había sido más un reflejo, porque realmente quería quedarse sentada.

Dime. -Le pidió, más bien sonó como una orden.

Vaya... Eso es todo. -Le respondió sentandose una vez más, era Dai... Quizás simplemente hubiese mentido y el si cometió el crimen, e incluso estuviese mintiendo al decir que había perdido la memoria. - Es un vampiro después de todo. -Eso ultimo lo dijo en un susurro casi inaudible.

Gracias. -Le respondió a Ana, recogiendo las carpetas y comenzando a leerlas... *Bell, te necesito aquí y ahora*, pensó, desde que habían dejado Eternus había perdido ese don, pero a veces podía usarlo. Esperaba que esa fuese una de esas veces.

Había escuchado la petición de su hermana, por lo que corrió hasta su despacho y entró lo más rápido que pudo. - Esto aquí. -Le dijo acercandose a ella. - ¿Para que me necesitas?. -

- Observa esto. -Le dijo a Bell en cuanto entró pasandole la mitad de los documentos que Ana le había dejado. - Dai a dado señales de vida. - Sacó un reloj de su bolsillo y se lo pasó a Bell.

¿Qué es esto?. -Le preguntó sujetando el reloj. Había dejado los papeles de lado, pues el reloj había llamado más su atención.

Era de Dai. -Le respondió a Bell. - El reloj de la profecia... Abrelo. -